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viernes, 4 de noviembre de 2016

POR UN PLATO DE LENTEJAS



POR UN PLATO DE LENTEJAS

Mi abuelo Santiago, que dentro de lo que cabe era un hombre sabio, al igual que su padre, socialista hasta la medula, y además un creyente Felipista. Le toco vivir en los tiempos de la miseria Española, una cruel posguerra sobre todo para quienes eran contrarios al régimen, tiempos en los que hasta las ratas luchaban para sobrevivir, y era más fácil amanecer con un tiro en una cuneta que en tu cama.
Yo tuve la suerte de nacer con los vientos del cambio, y puedo considerarme un hijo de la democracia, no tuve que luchar por mis derechos laborales, como hicieron mis ancestros, y que seguramente si viesen los tiempos actuales se revolverían en sus tumbas sabiendo que todo por lo que lucharon, todo en lo que creyeron, fue borrado de un plumazo.
Como decía al principio, mi abuelo Santiago era un hombre sabio, y ya casi ciego y casi sordo, antes de que la crisis (creada por las grandes familias que manejan a nuestros gobiernos y la economía mundial) hiciese acto de presencia, nos decía a los nietos “que todo iba a cambiar para peor”, parecían chocheces de viejo, en un país en lo que todo iba sobre ruedas, en lo que todos parecíamos de clase media alta, eso no era posible,
“la gente trabajará por un plato de lentejas bailando en agua, y escaso será ese plato”, vaya cosas que dice el abuelo, pobre, vive en su mundo del pasado.
¡Cuanta razón tenías abuelo!, han pasado los años y hemos perdido todos nuestros derechos laborales, los salarios se han reducido considerablemente, haciendo casi imposible llegar a fin de mes, y las jornadas laborales se han alargado ostensiblemente, sin prestaciones económicas a cambio, ni siquiera compensando con días libres los excesos de horas, la amenaza de la pérdida del puesto de trabajo pende a diario sobre el cuello del trabajador, hemos pasado a los derechos de la política del miedo, derecho a callar, derecho a no protestar, derecho a ser un vulgar esclavo de la empresa, o si no pasar a engrosar unas fraudulentas listas de desempleo, donde te apuntan a un curso que no tiene validez alguna para un futuro laboral y cuyos “títulos” no tienen ningún tipo de reconocimiento académico, y así poder reducir fraudulentamente las enormes listas de desempleados, donde la reducción de la escasa prestación por desempleo te dificulta aun más el poder sobrevivir, derecho a empleos temporales con contratos de unas horas, de un día, por miserias salariales.
Pero lo peor no es que hayamos perdido nuestros derechos en una política del miedo, lo peor es que la gente esta tan desesperada, que esta deseando que alguien deje uno de esos míseros puestos de trabajo, o echen a alguien a la calle, para poder ocupar su lugar y estar agradecido de esa esclavitud, y así poder llevar algo para comer a su casa.

Y me pregunto ¿dónde esta el gobierno encargado de velar y proteger a sus ciudadanos? En unos tiempos en los que el pueblo más necesita de la protección de su padre, este está impertérrito ante la desgracia de sus hijos, viendo como las grandes empresas aumentan sus beneficios a costa de la sangre, sudor y sacrificio del currito de a pie, el único encargado de pagar siempre los desaguisados de los que nos gobiernan.


César Gorín
4/11/2016

1 comentario:

  1. Resulta frustrante que nos estén arrebatando los derechos que se alcanzaron con tanto sacrificio por parte de nuestros antepasados (padres, abuelos, tatarabuelos....) y que el pueblo no sea capaz de unirse para luchar conjuntamente contra esta lacra que lo único que hace es robarnos a la cara y parece que aún encima les tenemos que dar las gracias.

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