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jueves, 23 de marzo de 2017

ENVIDIA


ENVIDIA

No se por donde comenzar este comentario, porque son muchos los sentimientos que se me atropellan en la boca, quizás en la envidia, si, la envidia es un factor importante en esta situación.
Soy gallego, amo mi tierra, y como muchos, la ciudad en la que vivo, para mi es la más bella del universo, pero también soy español, y me siento muy orgulloso de ello, no me considero por ello, ni fascista, ni de derechas, más bien todo lo contrario.
Me siento orgulloso de la bandera de mi país, de su historia (mucha y muy grande), de su lengua (hablada en todo el mundo), y de sus gentes.
Envidia, si, esa es la palabra clave, de ver cuando en Argentina, Inglaterra, USA, Francia, Italia, Uruguay, la bandera es un símbolo de cada uno de sus habitantes, de que su himno forma parte de ellos, a eso se le llama patriotismo, amor por una tierra y por sus gentes, y no significa fascismo.
La historia de un país es importante, porque nos permite saber de donde venimos, y hacia donde nos encaminamos; sus símbolos (bandera, himno) son importantes, porque nos permiten identificarnos con ese lugar al que pertenecemos.
Envidia, que me hace querer pertenecer a esos lugares en los que nadie se avergüenza de pertenecer a ese país, países como Argentina, lleno de descendientes de Españoles, Italianos, Alemanes, Venezolanos judíos, cristianos, musulmanes, pero que cuando su selección juega a las canicas en el campeonato mundial, se paraliza el país para verlos, apoyarlos, y sentirse orgullosos de su gente ganen o pierdan.
Envidia, porque un Argentino, un Uruguayo, un Inglés, un Alemán, un Ruso, un Polaco, o un Jamaicano, sigue siendo y sintiéndose orgulloso de su país aunque lleve fuera 50 años.
En cambio, España y sus habitantes son diferentes, se avergüenzan de su bandera, de su lengua (la que más crece en el mundo), y discriminan a aquel que se siente orgulloso de su país, y de sus símbolos identificándolos con un régimen ya desaparecido.
Envidia, simple envidia al ver 70.000 personas cantando el himno de su país en vez de silbarlo.

CÉSAR GORÍN

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