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sábado, 23 de septiembre de 2017

QUE DIFÍCIL



QUE DIFÍCIL

Que difícil es vivir en un mundo que solo es una fotografía de Instagram o de Facebook. Representamos constantemente nuestras vidas no vividas, llenas de mentiras, sin sentimientos, callando por miedo a perder más que a ganar, huimos cuando las cosas comienzan a complicarse en el corazón, y echamos balones fuera o culpabilizamos a los demás, es muy difícil levantarse cada mañana y perfilar un mundo de imágenes para los demás, un mundo lleno de soledades y de mentiras, es duro mirarse a la cara y tener que lavarse la cara, plantar una sonrisa y salir a la calle, cuando lo que deseas es gritar al mundo ¡DESPIERTA!.
Déjate de mentiras y di lo que piensas aunque sea incorrecto, aunque los demás te tachen de loco, de enfermo mental, los amigos del Facebook o los seguidores de Instagram no son amigos, solo son gente que va y viene, lo importante son esas personas que te hacen sentir, que te abrazan cuando te ven aunque lleven sin verte 20 años, las personas con las que te despiertas cada mañana, y como diría mi querido Robin Williams “quien se tira pedos a tu lado cuando se pone nervioso”.
A veces metemos la pata, si, por supuesto, todos somos humanos, a veces la meten los demás, y debemos saber perdonar, no por ello vamos a colgarlos a la puerta del ayuntamiento como escarnio público, a veces solo las cosas pasan, porque tienen que pasar para que podamos aprender, y con ello mejorar.
Pero es difícil ¿verdad?, es difícil levantarse cada día, y llevar una monotonía, centrarse en un punto en blanco en el metro, mientras el que está en el sillón de al lado parece que no se ha lavado en un mes, y juzgamos que es un puerco sin saber que la ropa la acaba de robar de un contenedor de ropa usada, y que tiene más necesidad de respirar en un mundo que le oprime de la que podrías tener tú.
Vivimos en un mundo de vidas felices en una pantalla de ordenador, de fotos con café para dos, sin implicarnos en más que en una foto, ni siquiera el café es la suficiente implicación, cuando la verdad es que somos unos putos enfermos, presos de nuestros miedos y esclavos de las necesidades que nos han creado, de las mentiras que nos han contado “en una sociedad en que que todo es perfecto”, mientras perdemos lo que amamos sin saber como solucionarlo.

Un “hoy más que ayer y menos que mañana”, pero ¿qué mierda es eso? Si lo que queremos es hoy, ahora, mañana igual ya no podemos disfrutar, cuanta inutilidad, todo para mañana, todo un “ya veremos, mañana se verá…” y si mañana no existe? Las cosas que no hayas expresado hoy igual no las puedes expresar mañana, lo que te calles igual no podrás decirlo nunca, lo que no ames seguramente no puedas amarlo jamás.
¿A que es una mierda? Piénsalo solo un instante, que mañana despierta una llamada diciéndote que lo que te has callado, ya nunca más lo podrás decir…


Que difícil es vivir cada día, y llegar a la noche para meterte en cama, esperando despertar al día siguiente. Que fácil es montar un universo de ficción para los demás, y al mirarte al espejo no encontrar rastro de ese universo, ni de esa persona de ficción, meterte en cama, con la compañía de la oscuridad. ¿y dónde estás tú?.

César Gorín

domingo, 4 de junio de 2017

UNA GUERRA PERDIDA


UNA GUERRA PERDIDA

“Y cuando tengáis un encuentro con los que se niegan a creer, golpeadlos en sus cuellos; y una vez los hayáis dejado fuera de combate, apretad las ligaduras y luego, liberadlos con benevolencia o pedid un rescate. Así hasta que la guerra deponga sus cargas. Así es, y si Alá quisiera se defendería de ellos, pero lo hace para poneros a prueba unos con otros. Y los que combaten en el camino de Alá, Él no dejará que sus obras se pierdan.” Versículo 47 “Muhammad” Capitulo 4

Una guerra perdida de antemano, a eso nos enfrentamos en la sociedad actual, a asesinos que son capaces de actuar en cualquier momento, los llamados “lobos solitarios”, que solo necesitan un cuchillo y ganas de salir a la calle a matar indiscriminadamente a todo el que se encuentre en su camino.

No se puede ganar contra quien nada tiene que perder, que lucha por la fe o por una motivación en la que no le importa perder la vida por un objetivo, sucedió anteriormente en cientos de guerras, rebeliones como la del pueblo cubano, donde poco a poco los rebeldes fueron ganando terreno y adeptos.
La expansión del Islamismo en el mundo avanza a marchas forzadas, es la religión que más crece con diferencia, y cada nuevo adepto, es una posible arma para la lucha contra el infiel, el “Estado Islámico” quizás pierda la batalla de crear una zona donde sean los amos y señores, pero su germen crece día tras día, en las casas, en las habitaciones de nuevos creyentes que se radicalizan frente a un ordenador, y que están dispuestos a morir por su Dios.

No, no se puede ganar una guerra, en la que una sociedad no sabe como afrontar, donde quizás tengan que pagar justos por pecadores, lo cual sería injusto. Una sociedad civilizada no quiere una lucha armada, pero tampoco quiere vivir con el miedo constante de ser la siguiente atacada.

Los constantes ataques terroristas en todo el mundo (no pensemos solo en París, Bruselas, Manchester, Londres) si no en que los atentados Yihaidistas son desde hace muchos años y contra todo el mundo (incluido sus propios pueblos), donde tenemos atentados con cientos de muertos sin importar para nada las creencias religiosas.

Beirut                                23/10/83   241 victimas
Buenos Aires                    18/07/94     95 victimas
Nairobi y Dar es Salam    07/08/98    241 victimas
Moscu                               04/09/99    118 victimas
Bali                                   12/10/02   202 victimas
Moscu                               23/10/02   129 victimas
Madrid                              11/03/04   191 victimas
Kabul                                31/05/17     90 victimas   400 heridos

En los 9 atentados que he nombrado a modo de ejemplo hay más de 1300 víctimas mortales y miles de heridos.
Las formas que tiene el Yihaidismo en su lucha, son muchas y muy variadas, desde atentados con coche bomba, o asaltos a centros donde hay grandes cantidades de personas con equipos adiestrados y bien armados, hasta los ultimo modos operantes, lo que se denomina “un lobo solitario” que roba un camión o una furgoneta y se dirige a zonas donde hay gran afluencia de personas caminando para atropellarlas, hasta el que sale solo con un cuchillo y se dedica a ensartar a todo aquel que se encuentra.

¿Cómo se lucha contra esto? Es imposible, porque en cada esquina hay un posible asesino, un posible islamista dispuesto a matar y morir por su dios.




César Gorín

jueves, 23 de marzo de 2017

ENVIDIA


ENVIDIA

No se por donde comenzar este comentario, porque son muchos los sentimientos que se me atropellan en la boca, quizás en la envidia, si, la envidia es un factor importante en esta situación.
Soy gallego, amo mi tierra, y como muchos, la ciudad en la que vivo, para mi es la más bella del universo, pero también soy español, y me siento muy orgulloso de ello, no me considero por ello, ni fascista, ni de derechas, más bien todo lo contrario.
Me siento orgulloso de la bandera de mi país, de su historia (mucha y muy grande), de su lengua (hablada en todo el mundo), y de sus gentes.
Envidia, si, esa es la palabra clave, de ver cuando en Argentina, Inglaterra, USA, Francia, Italia, Uruguay, la bandera es un símbolo de cada uno de sus habitantes, de que su himno forma parte de ellos, a eso se le llama patriotismo, amor por una tierra y por sus gentes, y no significa fascismo.
La historia de un país es importante, porque nos permite saber de donde venimos, y hacia donde nos encaminamos; sus símbolos (bandera, himno) son importantes, porque nos permiten identificarnos con ese lugar al que pertenecemos.
Envidia, que me hace querer pertenecer a esos lugares en los que nadie se avergüenza de pertenecer a ese país, países como Argentina, lleno de descendientes de Españoles, Italianos, Alemanes, Venezolanos judíos, cristianos, musulmanes, pero que cuando su selección juega a las canicas en el campeonato mundial, se paraliza el país para verlos, apoyarlos, y sentirse orgullosos de su gente ganen o pierdan.
Envidia, porque un Argentino, un Uruguayo, un Inglés, un Alemán, un Ruso, un Polaco, o un Jamaicano, sigue siendo y sintiéndose orgulloso de su país aunque lleve fuera 50 años.
En cambio, España y sus habitantes son diferentes, se avergüenzan de su bandera, de su lengua (la que más crece en el mundo), y discriminan a aquel que se siente orgulloso de su país, y de sus símbolos identificándolos con un régimen ya desaparecido.
Envidia, simple envidia al ver 70.000 personas cantando el himno de su país en vez de silbarlo.

CÉSAR GORÍN