"Las crisis
pulen tu vida.
En ellas descubres
lo que realmente eres."
Allan K. Chalmers.
CRISIS
Uno de los primeros recuerdos que tengo de
mi padre es de cuando yo tenía poco más de cuatro años, caminaba por el arcén
de la carretera agarrado de su mano después de ir a hacer unos recados, y a
cada coche que pasaba yo le preguntaba si valdría cien pesetas.
Cien pesetas en los años de la crisis de
los 70 eran muchas pesetas, sobre todo para gentes humildes de un pueblo en el
que la mayoría de sus habitantes estaban sin trabajo. La crisis de hoy no
difiere mucho de la de aquellos tiempos, sólo que en aquellos tiempos las
personas estaban acostumbradas a estar sin nada, porque nada habían tenido en
los últimos 30 años. La sociedad de hoy está acostumbrada a un nivel de vida
del que no queremos bajarnos, a unas necesidades creadas en las falsas apariencias,
y a un egoísmo exacerbado.
Mis recuerdos de aquellos tiempos, aun no enterándome
de mucho o más bien de nada de lo que pasaba más allá de las cuatro casas que estaban
alrededor, es la de la solidaridad, la de que todo el mundo ayudaba a todo el
mundo, de las madres que iban al ultramarinos y compraban a fiado, y las
cuentas eran las que apuntaban en una libreta, y cuando llegaba el marido con
el sobre a casa, lo primero que se hacía era pagar al ultramarinos.
Ningún hijo protestábamos porque no teníamos
el último modelo de zapatillas nike o adidas, o el móvil de la manzanita, la
ropa la mayor de las veces era heredada de hermanos o primos, y tan cucos que íbamos.
Quizás queremos dar todo lo que no tuvimos
a nuestros, y de ahí el pecado de no decir nunca que no a nada, o de no saber
tampoco cómo decirlo, y a pesar de las dificultades que existen en muchas
casas, los padres siguen haciendo esfuerzos para que los hijos tengan aquello
que desean, para que no se sientan discriminados con los compañeros de clase, o
con los del equipo deportivo.
Nosotros, las personas de a pie, no somos
los causantes de la crisis, como tampoco lo fueron nuestros padres de la que a
ellos les tocó vivir, y cuando miro a las grandes empresas obteniendo cada vez
más beneficios tras haber despedido a cientos de trabajadores, a los banco que
cada vez obtienen más y más beneficios, y cobran comisiones por todo, tras
tener que inyectarle miles de millones que acabamos pagando los ciudadanos, el
comportamiento del gobierno, recortando en lo más importante que tiene una
sociedad, La educación y la sanidad, y como con esos recortes, contratos de
privatizaciones, los amigos de estos gobiernos se enriquecen a cuenta de los
ciudadanos, no puedo hacer más que enfurecerme en un principio y entristecerme después
ante la impotencia que sentimos.
Aun así creo que existe la esperanza de un
cambio, la posibilidad de recapacitar en el camino que llevamos y hacer las
cosas de mejor manera, aprender de los errores que hemos cometido y mejorar. Tengo
esperanza, porqué creo en el ser humano.
César Gorín
22/09/2016
Grandes pensamientos que pocas veces salen a la luz con tanta realidad, aunque much@s lo pensemos.
ResponderEliminarMuchas gracias Lecoru por tus commentarios y por tu apoyo.
EliminarUn abrazo.